
Cada auto recibe una tecnología propia
que sirve de complementos y accesorios, permitiendo la comodidad del conductor,
la seguridad al conducir o para destacar el estilo y lujo del auto. Muchos de
estos elementos podemos destacar la importancia de aquellos que nos mantienen
seguros en carretera, realmente se vuelven imprescindibles, seguro que no te
imaginas viajando sin espejos o sin faros ¿cierto? Ya sabes a lo que me
refiero.
En la mayoría de los países donde
tienen un marcado invierno, se hacen necesario los faros antiniebla, para mejorar
la visión al conducir bajo neblina densa que normalmente impedirían por
completo la visión.
Estos faros al tenerlos en el
auto, las personas siguen usándolos, aun cuando no existe neblina alguna, tal
vez este oscuro o transitemos un camino desconocido, pero no se justifica el
uso, tan molesto para otros conductores, de los faros antiniebla. Por eso te
traemos algunas razones por las cuales no debes usarlos cuando no sean
necesarios.
- Si no hay niebla no los uses. Esta es la principal y más obvia razón, los faros son “antiniebla” así que de no haber niebla no los uses, así de sencillo.
- Los faros antiniebla son molestos. Cuando se usan en cualquier ambiente los faros son muy fuertes para otros conductores, dificultándoles a ellos la visión.
- No embellecen los autos. Esto no son elementos decorativos de los autos, por lo que no creas que los hace más elegantes ni nada de eso que pienses.
- No previene accidentes. Algunos conductores creen que al encenderlos son precavidos en la carretera y estarán más seguros al transitar, pero no es así. Estos faros cumplen solo una función y es aumentar la visibilidad en días nublados, por eso cuando no haya nieblas te bastará con los faros normales de los autos.
Realmente no hagas uso de estos
faros, indirectamente puedes causar accidentes a otros conductores que vienen
en contraflujo. Encender los faros sin niebla es como encender los limpias
parabrisas cuando no llueve, el aire acondicionado cuando estés a temperaturas
de -10 grados o la calefacción cuando estés en pleno verano. Podrá sonar
gracioso, pero son analogías muy ciertas.